El camino del ave

Ven toma mi mano y sientate a mi lado
no cantes la triste canción de la ausencia
que las vibraciones de tu alma son alegres.

Camina conmigo como aquella noche de diciembre...

Que el susurro de la brisa se lleve los pesares
esos mismos que habitan bajo tus ojos calmos.
No te llenes de ayeres ni de mañanas.

Este latido no se apaga, no se duerme, no se pierde
la esencia misma no lo permite...

Vuelas... y llevas contigo las nubes negras
en una sonrisa con alma triste.
No desvies tu vuelo...
las corrientes del viento juegan para nosotros.

Si te pierdes en la oscuridad de una noche
mis palabras te buscarán, te alcanzarán...
En un sueño eterno se encontrarán de nuevo nuestros labios,
tus ojos verán mi alma coloreada por tu respiración
y escaparemos de la misma muerte inmortal.

Somos libertades capturadas por el tiempo,
el vaivén del mar escarpado,
un camino que se entrecruza eternamente,
dos corazones que no se dicen adiós
sólo: hasta luego, amor.

Ve... toma el tiempo en tus manos
y vuelve cuando quieras...