
En el oscuro silencio de la habitación
la luz de la farola en la calle
se cuela por la ventana, buscando mi rostro.
Esos rayos naranja que poco a poco
se van volviendo mas tenues...
desaparecen...
dejando la luz cristalina y transparente
apoderarse del tiempo y el espacio.
Los rayos del Sol, tan tímidos,
pidiendo permiso para alcanzar
el recuerdo de tu aroma en mi mente
y construirte a mi lado...
llenan la habitación.
Pero no me alcanzan...
no logran encontrarme, los detiene
el tierno resplandor que te baña
y al primer contacto,
tu silueta se vuelve el prisma
que llena de colores mi vida.
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