Cuando estás triste

Un inmenso pesar invade mi ser cuando estás triste
porque tu tristeza se vuelve mía... tan mía,
que mi alma no puede evitar las lágrimas que corren por sus mejillas
tus lágrimas pueden recorrer libremente tu rostro
pero, por ti, las mías no deben salir jamás a la luz...
para no ahondar tu sufrimiento.

Reconozco en tus lágrimas ese dolor que no puedes gritar a los vientos
y que callas, tal vez por olvidarlo lo mas pronto posible
o buscando una solución en tus obligaciones para forzar tu mente
a no pensar más
en ese beso que muchas veces anhelamos,
en esa mirada cálida y llena de amor,
en esos momentos de amor, tendidos en cama, teniendo únicamente por testigos a un perro, la madrugada y el frío...
y que decir de ese regazo dulce donde descansamos a gusto
o esas palabras mágicas que tantas veces nos han hecho soñar, vivir y ser felices
pero que ya no tenemos...
y como duele esa incertidumbre
el tener que confiar en el destino, esperando que todo salga de la mejor manera
aunque por los momentos estemos destrozados
y no veamos la luz en medio de tanta oscuridad...

Ni yo sabría como explicar esa aparente tranquilidad
que a veces nos hace reír y estar bien frente a los demás
mientras por dentro nos morimos pensando en el otro,
sufriendo sin saber hasta cuando veremos de nuevo a esa persona tan especial
y peor aún, deseando su amor como antes y que todo volviera a la normalidad
pero teniendo que esperar a que la vida tome su curso
y nos ponga de nuevo junto a esa persona o nos termine de distanciar...
a veces creo que es un consuelo pensar que la amistad no se pierde,
y claro que no se perderá, eso no se debe poner en duda,
así como tampoco dejará ese corazón de latir
al mismo ritmo acelerado cada vez que estemos cerca...
o cuando reconozcamos el uno al otro en terceras personas
como dos viejos amantes que se reconocen aún en la oscuridad y el silencio.

Tu tristeza siempre estará clavada en mi corazón
como la estaca que consume vidas eternas...
porque tu tristeza es más mía que tuya